¿Amar duele?  Terminar una relación

  1. Ilusión
  2. Las personas evolucionamos
  3. ¿Me da miedo terminar la relación?
  4. Fases de un duelo de separación

Ilusionarse en una relación-Despertar Conscientes

 

Ilusión

Todas estamos familiarizadas con la frase “vivieron felices para siempre”, nuestro sueño de construir una relación en pareja para toda la vida es una creencia que tenemos desde pequeñas, en muchas ocasiones nos condiciona nuestra forma de ver el amor, de amar “sin límites” y básicamente aguantar de todo para que esa relación no termine, pues la idea de “fracasar” no es una opción.

Además de que generación tras generación vivían así, educaban a las niñas con esas creencias; muchas de nuestras abuelas ni siquiera consideraban el divorcio como una posibilidad, la carga del juicio social podía tanto en ellas que preferían continuar con ese matrimonio que las hacía desdichadas, nuestras mamás lo vieron y queramos o no, es una enseñanza que llevamos en los genes.

Tampoco podemos ignorar todas las películas de Disney que nos hicieron creer que con solo casarnos ya teníamos la vida perfecta… ojalá nos pudieran contar las versiones reales Blancanieves o cenicienta de su vida y sabríamos que su método de crianza no les garantizó la felicidad.

Si somos claras, el apego es provocado por el miedo a perder algo que ya tenemos, nos haga bien o mal, solo el hecho de pensar perder eso que tenemos, que idealizamos nos genera angustia y dolor, la ilusión que generamos en torno a nuestra pareja llega a ser, en muchas ocasiones, 100% opuesta a la realidad, porque tratamos de cumplir nuestro anhelo y perdemos de vista que la persona que está con nosotros es un individuo, con su propia personalidad, sus propios monstruos y sus propias circunstancias que lo hacen sobrellevar diferente la relación.

Un error enorme es trata de modificar a la pareja y tener la ilusión de que en algún momento va a ser o actuar como nosotras deseamos, y nos adentramos en una lucha constante de peleas y reproches que solo nos dan malestar. Una relación interpersonal debe construirse desde la libertad de ser, de comunicarse y respetarse, si alguien te está pidiendo ser como no eres ¿no crees que inevitablemente te sentirás insuficiente y poco merecedora de sentirte feliz? Si concuerdas con esto, reflexiona si es algo que hayas hecho y trata de modificarlo y ser realista… ¡de verdad es la persona con la que quieres estar? Si lo es, entonces ¿por qué querer cambiarlo?

Estar en una relación cuando ya no te sientes feliz en ella, está condicionada por el apego, no por el amor.

Evolución de las relaciones- Despertar conscientes

Las personas evolucionamos

Si las células de nuestro cuerpo se regeneran cada cierto tiempo, porque consideraríamos creer que nosotros no cambiamos cada cierto periodo, cada persona, dependiendo de sus experiencias, va adquiriendo distintos aprendizajes que provocan un cambio, puede ser sutil o radical, pero no podemos esperar ser siempre las mismas, sería hasta aburrido ¿no crees?

Un cambio significa salir de lo estable, romper con ideas prestablecidas que muchas veces nos generan incomodidad, pero es un hecho que como seres humanos debemos buscar crecer, mejorar y evolucionar para poder seguir aprendiendo. El mantenernos en una relación codependiente por mucho tiempo nos hace engancharnos de una “realidad” que de algún modo nos hace sentir cómodas; lo que nos pone en conflicto es darnos cuenta que ya no somos felices y decidimos terminar con esa relación, o más fuerte aún, que la otra persona este tomando esta decisión por nosotras.

Si queremos a una persona lo más adecuado es aceptar cada uno de sus procesos. Todos estamos en constante crecimiento y, a veces, un cambio no es más que una necesidad interna que sale al exterior y que como tal, debemos entender.

La aparición de un cambio en los demás no es algo espontáneo, va sucediendo y seguramente te ha pasado a ti, surge de manera gradual y algo así debe hacernos preguntar cuál puede ser el motivo, no siempre es por otra persona, puede suceder porque haya nuevos intereses, porque tenga nuevos círculos sociales o quizá, porque simplemente está encontrando un camino diferente; lo que nos lleva a que si hay un verdadero amor por ese ser que es tu pareja, lo importante es aceptar ese cambio aunque no te incluya. Amar desde la libertad nos da la posibilidad de crecer también en amor propio.

Otro factor a tener en cuenta son las altas expectativas que a veces ponemos en los demás. Creemos que lo sabemos todo de nuestra pareja, y de pronto, nos sorprenden con algo inesperado o algo que nos puede contrariar. Tal vez, no los conocíamos verdaderamente, tal vez nos hicimos una idea errónea de la persona que pensábamos encontraríamos en ella, o nos topamos con la realidad de que idealizamos algo que nunca existió y nos convenía en ese momento creer. Cuando en una relación la incomodidad predomina es tiempo de comenzar a preguntarte que es lo que verdaderamente te incomoda, pero sobre todo aprende a escucharte, pues el resultado de lo que al principio es una incomodidad, inequívocamente, suele convertirse en hartazgo e infelicidad.

Ruptura de una relación-Despertar conscientes

¿Me da miedo terminar la relación?

El estrés y la tristeza que provoca una separación de pareja, puede estar al mismo nivel que la muerte de un ser querido. Por eso no es raro que posterguemos este tipo de decisiones. En algunas ocasiones las relaciones se convierten en una auténtica zona de confort, donde nada pasa, y donde no tenemos que tomar ciertas decisiones cuando ésta falla. Prolongar una relación fallida nos hace daño, y acaba por hacer daño a la otra persona. No hay nada peor que fallarse a uno mismo y a lo que siente, y a engañar a la otra parte de la pareja. Lo más sano y constructivo es abandonar aquellas relaciones que nos paralizan, y que no nos aportan nada positivo.

Estar con una persona que nos representa dolor emocional, desgaste mental o con la que simplemente ya no te entiendes por miedo a que harás sola, es una manera muy dura de decidir vivir, recordemos que todo es una decisión y si a pesar de que sabes que ya no quieres estar ahí optas por no buscar ayuda de algún terapeuta que te ayude en el proceso, o si quiera haces frente a esta posibilidad, estás condenándote a dejar de vivir una vida mejor.

Permanecer en una relación insatisfactoria porque tienes miedo de estar sola es una situación muy común, y a menudo, cuando alguien dice que tiene miedo de sentirse sola, lo que en realidad dice es que tiene miedo de estar en su propia compañía. Lo que podría ser realmente aterrador es la idea de tener que lidiar con tus propios sentimientos cuando no hay nada, o nadie, para distraerlos. El recargar en el otro nuestras inseguridades y culparlo por que no tienes lo que esperabas, te lleva a no enfrentarte realmente a las faltas de amor propio que tienes.

Si le tenemos miedo a estar sola, primero deberíamos de preguntarnos: ¿Qué es la soledad? ¿Qué entendemos exactamente por soledad? ¿Estar sola? O más bien, ¿es no tener a nadie a nuestro alrededor que nos ayude a sobrellevar nuestras carencias?

Si es lo último, entonces es completamente posible sentirse sola mientras estás en una relación, de hecho, es muy probable que la relación no sea satisfactoria en ningún aspecto, solo es un placebo ante tu miedo a la soledad. Esa es la ironía central de este patrón de pensamiento: que quedarse con alguien para evitar la soledad probablemente te haga sentir sola de todos modos.

La desafortunada verdad es que la única forma de evitar sentirse así es buscando conexiones auténticas y significativas con los demás, y si tu relación actual lo hace imposible, hacer los cambios necesarios para permitir que esto suceda, es decir terminar con esa relación, buscar un camino propio de autoconocimiento y enfrentarte a quien eres en realidad, no utilizando a alguien más como distractor o “complemento”, pues eso no te dará ninguna plenitud. La verdadera felicidad viene de nosotras mismas, de reconocernos, de aceptarnos, de amarnos, de cuidarnos y si alguien quiere formar parte de nuestra vida debe hacer lo mismo.

Duelos de una separación-Despertar Conscientes

Fases de duelo de una separación

Las fases del duelo

La psiquiatra suiza Elisabeth Kübler-Ross identifica cinco estados que tienen lugar, en mayor o menor grado, siempre que sufrimos una pérdida. Aunque pueden darse sucesivamente, no siempre tiene por qué ser así. Cada proceso, como cada persona, es único. Nosotras decidimos agregar un sexto que consideramos importante y nos identificamos pues es como el final feliz de la separación… si se puede tener un final feliz si tomas las decisiones correctas, sobre todo estar en paz contigo misma.

1. Negación

La negación es una reacción que se produce de forma muy habitual inmediatamente después de una pérdida. Es normal que, cuando experimentamos una pérdida súbita, tengamos una sensación de irrealidad o de incredulidad que puede verse acompañada de una congelación de las emociones. Se puede manifestar con expresiones tales como: “aún no me creo que sea verdad”, “es como si estuviera viviendo una pesadilla” e incluso con actitudes de aparente “entereza emocional” o de actuar “como si no hubiera pasado nada”.

La negación puede ser más sutil y presentarse de un modo difuso o abstracto, restando importancia a la gravedad de la pérdida o no asumiendo que sea irreversible, cuando en muchos casos lo es.

En una relación amorosa, sucede con frecuencia que en esta etapa se niegue la posibilidad de tener una ruptura, se buscan muchas fugaz con actividades deportivas, sociales o manuales para distraer el hecho de que no está funcionando la relación y por supuesto no se habla del tema, aunque las dos partes ya lo hayan pensado.

2. Ira / Enojo

A menudo, el primer contacto con las emociones tras la negación puede ser en forma de enojo. Se activan sentimientos de frustración y de impotencia que pueden acabar en atribuir la responsabilidad de una pérdida irremediable a un tercero. En casos extremos, las personas no pueden ir elaborando el duelo porque quedan atrapadas en una reclamación continua que les impide despedirse adecuadamente del objeto amado. Los reclamos y reproches son constantes, el culpar al otro de tu dolor es común y sobre todo cuando aparentemente no hay cooperación de la otra parte. Hay frases como “¿no vas a hacer nada por solucionar esto?”, “no te importa lo que esta pasando”, “¿vas a dejar que todo se vaya al diablo?”, entre muchos otros látigos de castigo que surgen por el enojo de comenzar a ver que ya no hay mucho por hacer.

3. Negociación

En la fase de negociación, se comienza a contactar con la realidad de la pérdida al tiempo que se empiezan a explorar qué cosas hacer para revertir la situación. Quien cree que podrá recuperar una relación de pareja ya definitivamente rota si empieza a comportarse de otra manera. Comienza a existir una valoración de lo que se está perdiendo, ya sea material o emocional, puede existir algún tipo de conversación donde aún se pueda ver esperanza y puedan reconciliar, pero es mucho más sano conversar desde la honestidad y mediar la separación. Si hay vienes de por medio, intentar no continuar enojados en esta etapa para que todo fluya de una mejor manera.

4. Depresión/ Tristeza

A medida que avanza el proceso de duelo y se va asumiendo la realidad de la pérdida, se comienza a contactar con lo que implica emocionalmente la ausencia, lo que se manifiesta de diversos modos: pena, nostalgia, tendencia al aislamiento social y pérdida de interés por lo cotidiano. Aunque se denomina a esta fase “depresión”, sería más correcto denominarla “pena” o “tristeza”, perdiendo así la connotación de que se trata de algo patológico. De algún modo, sólo doliéndonos de la pérdida puede empezar el camino para seguir viviendo a pesar de ella.

Por supuesto que terminar una relación que simbolizó sueños juntos, anhelos, planes, proyectos de vida, duele, pero en ese dolor no tenemos que dejar de darnos la oportunidad de verlo como un aprendizaje por más triste que la situación sea, eso te dará un poco de respiro y calmará la culpa en ti.

5. Aceptación

Supone la llegada de un estado de calma asociado a la comprensión, no sólo racional sino también emocional, entiendes que es lo mejor y que debes continuar. Se podría aplicar la metáfora de una herida que acaba cicatrizando, lo que no implica dejar de recordar sino poder seguir viviendo con ello. En esta etapa comienzas a ver un camino abierto, lleno de posibilidades delante de ti, dejas de pensar que no existe una vida sin esa persona y sientes motivación por salir con otras personas, viajar o simplemente continuar con una vida que tiene el potencial de ser tan maravillosa como tu quieras.

6. Superación

Llegado a este punto habrás aprendido a vivir la nueva vida luego de tu divorcio. Ya no habrá más fantasías sobre reestablecer esa relación ni lágrimas durante la noche al encontrar la cama vacía. Esto no significa que no sientas dolor, sino que habrás pasado página y esa relación ya quedó en el pasado definitivamente. En el momento adecuado podrás entrar en contacto con tu expareja si así lo necesitas. No te apresures y toma tu tiempo para dar cada paso. Lo importante es que dejes de echar culpas a tu expareja y valores su paso por tu vida, todo el aprendizaje que eso significa y que definitivamente, sin esa experiencia no serías la mujer que ahora eres, más fuerte, con más aprendizaje y por supuesto valiente, pues sabe que puede sola con cualquier prueba que enfrente.

Aunque el duelo es un proceso personal, también es importante su vertiente social. Todas las culturas han ido desarrollando formas de canalizar ese dolor a través de los lazos comunitarios (compartir el dolor con los otros) y con elaboraciones simbólicas que a menudo dan un sentido trascendente a la pérdida.

Sea cual sea tu etapa, o tu situación, te invitamos a aceptar que todo pasa, que nada es permanente y que depende de ti estar libre de prejuicios e inseguridades porque eres merecedora de una vida plena y feliz, no castigues tu futuro por un miedo que solo tiene lugar porque tu te permites sentirlo y ser paralizada por el… se libre y amate por encima de todo.